Presentación del libro de Zubiri

Presentación de X. Zubiri, El problema filosófico de la historia de las religiones, Madrid, 1993, pp. I-V.

PRESENTACIÓN

Las religiones y su historia constituyeron una de las más importantes preocupaciones intelectuales de Xavier Zubiri. Como en otros campos del saber, tampoco en éste quiso Zubiri tener solamente en cuenta para su reflexión filosófica los resultados de las investigaciones de otras disciplinas, sino también se preocupó de adquirir un contacto directo con los métodos y la actividad de las mismas. Además de conocer la obra de los historiadores y sociólogos de la religión, de la fenomenología de la religión y de la teología, Zubiri se dedicó, sobre todo durante los años treinta, primero en Roma y después en París, al estudio de las lenguas y culturas orientales, y a la traducción directa de sus textos. El artículo de 1935 "En torno al problema de Dios" (recogido en Naturaleza, historia, Dios, 9ª edición, Madrid, 1987, pp. 417-454), donde Zubiri introduce el concepto de religación; la "Note sur la Philosophie de la Religion" (Bulletin de l'Institut Catholique de Paris, t. 28, núm. 10, 1937, pp. 333-341), escrita con motivo de un curso en el Instituto Católico de París; y el trabajo "A la mémoire du P. Lagrange, O. P., Docteur de la tradition biblique" (Chroniques du Foyer des Étudiants Catholiques, núm. 9, 1938, pp. 3-7) muestran los primeros frutos filosóficos y teológicos de esas investigaciones.

El interés por este tipo de estudios no desapareció en los años de maduración y plenitud intelectual de Zubiri, y buena prueba de ello son, además de alguna publicación aislada –como es el artículo "Zurvanismo" escrito para la Gran Enciclopedia del Mundo (Bilbao, 1964, vol. 19, cc. 485-486)–, y de la participación en el III Convegno di Studi di Filosofia della Religione en Perugia, los muchos textos inéditos, procedentes por lo general de cursos orales extrauniversitarios, dedicados a la reflexión filosófica sobre las religiones. En el año 1965 Zubiri aborda filosóficamente el tema de las religiones en dos cursos, uno en Madrid ("El problema filosófico de la historia de las religiones"), y otro más breve en Barcelona ("El problema de Dios en la historia de las religiones"). En el curso de 1968 sobre "El hombre y el problema de Dios" aparece de nuevo no solamente el tema de la religación, sino también varias referencias a la historia de las religiones como problema filosófico y teológico. En 1971 Zubiri imparte un amplio curso sobre "El problema teologal del hombre: Dios, religión, Cristianismo". Este curso presenta la división tripartita en la que Zubiri situaba el problema de las religiones. Una primera parte, titulada "El hombre y Dios", será objeto de un nuevo curso en el año 1973 en Roma, y finalmente dará lugar al libro publicado póstumamente con ese título (El hombre y Dios, Madrid, 1984). La tercera parte, dedicada al Cristianismo, retomaba los temas del curso "Reflexiones filosóficas sobre algunos problemas de teología", del año 1967. El contenido correspondiente a una de estas lecciones, muy elaborado posteriormente, ha sido publicado en 1981 en el artículo "Reflexiones filosóficas sobre la eucaristía" (Estudios eclesiásticos, núm. 56, 1981, pp. 41-59). Las lecciones de segunda parte del curso de 1971, titulada "Religión y religiones", han permanecido hasta ahora inéditas si se prescinde de las breves alusiones a ellas en el artículo sobre "El problema teologal del hombre", publicado en 1975 y recogido en El hombre y Dios (pp. 369-383).

Los dos cursos de 1965 y la segunda parte del curso de 1971 presentan una estructura muy semejante, consignada además en un índice que Zubiri mismo realizó sobre el curso de 1965 en Madrid. En algunos casos las coincidencias entre los cursos son casi literales, pues Zubiri utilizaba la transcripción mecanográfica del curso anterior, corregida por él mismo, como punto de partida para el nuevo curso. Las diferencias conciernen sobre todo a la extensión dedicada a cada uno de los puntos en los que Zubiri dividía su análisis, y también, naturalmente, a la progresiva maduración y precisión de algunos conceptos. Esto último hacía pensar en un principio que el modo más adecuado de publicar estos inéditos sería tomar como base el texto de 1971, completándolo con referencias en notas o apéndices a los cursos anteriores. Sin embargo, varias razones lo han desaconsejado. En primer lugar, la segunda parte del curso de 1971 da por supuesta –como parte del análisis del problema de Dios en la primera parte del curso– la importante exposición de la religación que aparece en los dos cursos de 1965, y prescinde por tanto de ella. En segundo lugar, la transcripción de los dos cursos de 1965 ha sido corregida detenidamente por Zubiri, insertando incluso en algunos puntos importantes textos manuscritos o mecanografiados por él mismo, mientras que la segunda parte del curso de 1971 ya no fue revisada por Zubiri. Finalmente, el tratamiento de algunos problemas concretos es mucho más extenso y preciso tanto en los dos cursos de 1965 como en algunos pasajes del curso de 1968 relativos a las religiones.

Ello ha conducido a la siguiente opción. Como esquema del presente libro se ha seguido el índice realizado por Zubiri sobre el curso de 1965 en Madrid. Sin embargo, no se ha tomado ninguno de los cursos como único texto básico, sino que en cada momento se ha optado por el texto que se ha juzgado como más acabado, incluyendo en notas y apéndices observaciones y reflexiones de Zubiri procedentes de los otros cursos. Por supuesto, el lector es informado siempre del origen de cada uno de los pasajes, con lo cual los estudiosos de Zubiri, aun sin encontrarse ante una edición crítica en sentido estricto, podrán juzgar por sí mismos sobre las diferencias entre los diversos cursos. El resultado es un libro cuya estructura y texto son de Zubiri y sólo de él. Incluso los títulos de los distintos capítulos y apartados, así como las transiciones entre ellos, proceden del mismo Zubiri. Responsabilidad del editor es solamente la preferencia en cada caso por uno de los cursos, la inclusión de determinados textos de Zubiri como apéndices o notas, y las leves correcciones que implica el paso del estilo oral al escrito, si bien debe tenerse siempre presente que gran parte de estas correcciones han sido hechas por el mismo Zubiri al revisar las transcripciones mecanográficas de los cursos.

Como podrá observarse, las citas en griego, hebreo y arameo se han mantenido en su grafía original, pues ésta es la que Zubiri usaba al corregir las páginas mecanografiadas de sus cursos. En el caso de otras lenguas como el árabe o el iranio se ha preferido, siguiendo a Zubiri, la transcripción. También los términos hebreos de uso frecuente, como por ejemplo Yahweh, han sido transcritos. Las notas a pie de página son obra del editor siempre que no se indique lo contrario.

Para la lectura correcta de este libro no hay que perder de vista que él constituye en cierto modo la continuación de El hombre y Dios. Ciertamente, la primera parte del presente volumen, dedicada a exponer la religación, recoge y resume parcialmente algunos de los contenidos centrales de aquel libro. Sin embargo, el alcance filosófico de muchas tesis del presente volumen solamente podrá ser valorado justamente si se tiene en cuenta El hombre y Dios y otros escritos filosóficos de Zubiri, especialmente los tres volúmenes sobre la Inteligencia sentiente. A ellos se remite al lector mediante varias notas en los pasajes más decisivos. Por otra parte, las reflexiones de Zubiri a lo largo de estas páginas proporcionan más de una clave para entender la evolución y quizás incluso la génesis de varios conceptos fundamentales de su filosofía. Además, el libro que ahora se publica, que ya se adentra más de una vez en el campo de la teología, constituye un presupuesto necesario para estudio del Cristianismo, que será el tema de un próximo volumen de inéditos. Con ello se dispondrá finalmente, en tres volúmenes, de las tres partes en que Zubiri exponía el "problema teologal" en que el hombre consiste.

Quisiera por último agradecer a Carmen Castro su valioso apoyo y sugerencias, a la Fundación Xavier Zubiri –especialmente a Asunción Madinaveitia y a Diego Gracia– todas las facilidades proporcionadas para la presente edición, y a Gabino Uríbarri su detallada revisión del texto.

Antonio González

Madrid, febrero de 1993